Muñeco abandonado



Soy como un muñeco abandonado en el bosque, que alguna niña dejó tirado de regreso a casa, la tarde de algún 18 de febrero. Después de haberme abrazado, tomó de una botella de vino blanco que a lo mejor era de su padre, un Duqueza de Valladolid, de origen español, Rueda. Tipo de variedad Verdejo, que se dice, es de gran riqueza aromática con notas de hierba fresca, anís, frutas tropicales y una carnosidad en boca. Eso dice la botella. Digamos que a lo mejor llevaba consigo también algunas temperas, dibujaría el mapa de los continentes y luego lo llevaría de color en pintura. Luego de terminarse la botella, de haber acabado su obra en papel, le dio un beso a este muñeco con sabor a vino y desesperación. Y se despidió, siendo ésta la última vez que me besaría sin haberme avisado. Sin haberme dicho que allí me dejaría abandonado.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Datos y curiosidades del planeta Plúton

Carta de despedida