Mi imaginación

Dejé de inventarme historias cuando creí que estaba viviendo al fin una real. Una de 4 años que terminó siendo una pesadilla más que un sueño, por esa maldita egoísta que se robó lo mejor de mí, mis mejores años, desperdiciados por el amor y la depresión, por las peleas, por los encuentros, por la vida y el sabor que ésta me ofrecía. Creí que vivía una fantasía y ahora vivo una decepción injusta por la culpa de una estúpida locura que tiene nombre, ese que cuyas letras, ahora y por fin de verdad odio. ¿Cómo puede uno ser tan ciego y tener tan mala suerte? ¿Por qué debe ser uno el desdichado autor de la desilusión, de enamorarse de una daga envenenada? De alguien que no sabe amar. De unos ojos marrones que juegan con mi pelo y me destrozan el corazón sin importar si depende de ello mi muerte. Viví, sentí, sufrí, si. Y obtuve lo que quería, besar los labios del diablo, del único demonio que yo quería; sin saber que le estaría entregando el alma a alguien tan malo que no la merecía, peor que el rey de los infiernos, y a la vez, la Diosa inocente que por fuera parece. Y como si nada pasó, me dejó frente al rincón oscuro de donde no debí salir hace 4 años. Mi imaginación.
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