Usted

Usted se abrazó a mí sabiendo que mis alas no volarían. Usted me dejó escuchar mi nombre corriendo entre sus labios. Usted me dio la oportunidad que nadie más iba a darme. Y usted se fue así como llegó, lentamente. Y me dejó nuevamente sin inspiración, sin musa, sin la fuerza. Sin el corazón que yo a usted le había dejado tomar prestado para el amor, el calor y el consuelo que usted una vez necesitó.
m.l
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